"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

miércoles, 1 de octubre de 2014

Amar y sobreproteger - cuando las buenas intenciones dañan.

"Un hijo no es un jarrón que pueda llenarse, sino un fuego que hay que prender." 
François Rabelais - escritor, médico y humanista francés (1494-1553)

Todos debemos esforzarnos cuando deseamos lograr algo, eso nos hace independientes, ayuda en el crecimiento personal, estimula la creatividad, nos hace tomar resonsabilidades, permite sentir la satisfacción de haber podido hacer lo que debíamos y haberlo hecho bien por nosotros mismos. 

Sin embargo cuando amamos a alguien deseamos protegerle, cuidarle, evitarle las dificultades y proporcionarle todo aquello que pensamos va a ser de su gusto o beneficioso de alguna manera.  

Eso sucede en las relaciones de pareja o en la educación de los hijos y es el error mayor en el que podemos caer. Aún  haciéndolo con la mejor intención, pretendiendo allanar dificultades, ayudar o premiar sólo conseguimos -a largo plazo- anular la iniciativa, desperdiciar las potencialidades y estimular la pereza de quien recibe ese trato.

Enfrentar las dificultades fortalece las habilidades de las personas, la experiencia es el mejor aprendizaje, moldea el carácter y es la manera de dar el justo valor a aquello que se obtiene.
 
Quienes todo reciben sin realizar esfuerzo alguno acaban creyendo tener derecho a ello con sólo pedirlo, victimizándose, quejándose  al no lograr sus pretensiones. exigiendo su lugar de privilegio, sin asumir responsabilidades como debe ser para cualquier ser humano en su proceso de desarrollo, crecimiento y maduración.
 
Tratar a alguien de esa forma, es la mejor manera de anular su capacidad de hacer, crear y crecer, además de generar una actitud de incapacidad para apreciar el esfuerzo de los demás y responder adecuadamente por su propia vida. 

En relaciones de pareja produce un desgaste que termina deteriorando una desigual relación, frente a los hijos debemos estar conscientes e inculcarles la idea de que la falta de logros no puede ser atribuída a errores ajenos, sabiendo que establecer límites es indispensable si pretendemos educarlos y formarlos, estimulando su autoestima, de lo contrario, sólo conseguiremos suprimir sus capacidades y voluntad.

Que el amor no nos quite la objetividad y claridad de pensamiento para comprender que el exceso de amor y protección sólo produce un enorme daño, hipotecando el futuro de aquellos a quienes amamos, ahogando su desarrollo, frustrando la posibilidad de una vida productiva y feliz.

"No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas."
Louis Pasteur -
químico francés (1822-1895)
 

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