"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

domingo, 13 de septiembre de 2015

Naturaleza omnipresente - maravillosas cataratas

“El agua es el elemento y principio de las cosas.” 
Tales de Mileto  - Filósofo y matemático griego (624-546 aC)

Hay lugares del mundo donde la naturaleza se muestra en toda su exuberancia, el esplendor es tal que podríamos pensar –con justa razón- que son lugares con alma, verdaderos pulmones del mundo, que sorprenden y maravillan, donde sentimos nuestra pequeñez frente a tanta hermosura que se impone.

Tomamos al azar dos de ellos que tienen en común el agua y su magnificencia en un espectáculo apabullante: La cascada Salto del Ángel en Venezuela, Sudamérica, y Las Cataratas Victoria del río Zambeze en África.

Cascada Salto del Ángel

En el estado de Bolívar, al sureste de Venezuela, dentro del Parque Nacional de Canaima, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, se encuentra el Salto del Ángel, la cascada más alta del mundo con 979 metros de altitud, llamada por la etnia de los pemones, -indígenas nativos de esa zona-, kerepakupai verá o kerepakupai merú, que significa “salto desde el lugar más profundo”.

Aunque existen varias historias respecto a quien descubrió el lugar, el explorador Ernesto Sánchez, que en 1910 notificó el hallazgo, y también el piloto norteamericano Jimmy Angel, quien accidentalmente aterrizara en ese sitio en 1937. Los indios conocían y temían el lugar donde creían habitaban espíritus malignos, lo que rodeó de misterio la montaña y la enorme catarata.

Ríos, selvas tropicales y 115 tepuyes o mesetas planas rocosas que sufrieron la erosión durante millones de años son el marco donde brota potente la columna de agua en medio de un ensordecedor bramido, para desaparecer entre la bruma provocada por la misma agua al pulverizarse, lo que impide apreciar el espectáculo en toda su magnitud, agua abundante proveniente de intensas lluvias tropicales.

Lugar de difícil acceso al que para conocer implica aventurarse en un azaroso viaje por aire, sobrevolando el Cañón del Diablo formado por las aguas del río Churún hasta el Salto Ángel, un lago de frías aguas y una frondosa y espesa vegetación con palmeras y árboles tropicales playas de arena muy blanca y aguas rojizas por efecto de taninos procedentes de la misma vegetación completan un paisaje de excepción.

Contemplar el colorido de las aves, respirar el aroma a selva mojada, escuchar el ensordecedor rugido de las cataratas son parte de la propia naturaleza del lugar, que le dan identidad propia, única, considerada por los indios como hogar de su dios, y no cabe duda que es un digno lugar para los dioses.

Cataratas Victoria

En el corazón del Parque Nacional de Mosi-oa-Tunya, conocidas y llamadas desde siempre por los lugareños ndebele, como Mosi-oa-Tunya, o el “humo que truena”, descubiertas luego por el explorador y misionero escocés David Livingstone en 1855, quien les dió el nombre de su reina, Victoria, las Cataratas Victoria del rio Zambese que corre en la frontera entre Zambia y Zimbabwe en el sur del continente africano, curiosamente no son un salto de agua en una montaña, sino fisuras que ha ido formando el propio rio a través de miles de años.

Impresionante belleza de una naturaleza que se transforma cuando el río que corre lentamente -en medio de un enorme y ensordecedor rugido- se precipita  al vacío por esas fallas, desde una altura de unos 100 metros, en una extensión de 1,7 kilómetros, conformando la cortina de agua más larga del planeta, con enorme fuerza vertiendo en las épocas de lluvia hasta 500 millones de litros de agua por minuto, de los que sube una gran nube de humo blanco o vapor de agua.

Consideradas Patrimonio de la Humanidad, éste accidente geográfico caprichoso  da lugar a un espectáculo fascinante y sobrecogedor que agrega en la época del año en que las aguas disminuyen su causal, una piscina natural formada por las piedras justo al borde mismo del salto, llamada Piscina del Diablo, donde­ -sin olvidar el peligro- se puede nadar con seguridad, para quienes decidan tomar el riesgo. 

Un paisaje en el que es común ver pájaros, babuinos, jirafas, elefantes, hipopótamos y  cocodrilos, en libertad, al que se llega en viajes largos tomando como referencia Johannesburgo, un lugar singular donde el visitante puede sentir plenamente la grandeza de la abrumadora naturaleza que le rodea. 
… …

El alma de la naturaleza omnipresente en cada uno de éstos dos lugares para los que cualquier calificativo es insuficiente.

Fuente:

“En la naturaleza nada hay superfluo.”
Averroes - filósofo y médico hispanoárabe, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina (1126-1198)
 

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