"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Aprendiendo - ... siempre es buen momento, siempre estamos a tiempo

"Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más." - Proverbio hindú

La vida desde que nacemos y durante toda la vida es un continuo aprendizaje, sin embargo muchas veces -sin darnos cuenta-, caemos en la actitud arrogante y necia de creer que sabemos todo, que no necesitamos que nos aconsejen ni nos den indicaciones de que y como debemos actuar, y no percibimos que de esa forma lo único que hacemos es ponernos límites que nos estancan no permitiéndonos crecer.

La red ofrece múltiples textos, algunos -como el que les comparto-, que aparece en el libro 'La culpa es de la vaca' de Jaime Lopera y María Inés Bernal, una recopilación de fábulas parábolas y anécdotas de diverso origen, se llama 'Tanto para aprender', de autor desconocido, una guía que es bueno repasar para refrescar lo que aún sabido, con facilidad se nos olvida.




Aprendí que la mayoría de las cosas por las que me preocupo nunca suceden.
Aprendí que cada logro alguna vez fue considerado imposible.
Aprendí que nada de valor se obtiene sin esfuerzo.
Aprendí que la expectativa es con frecuencia mejor que el suceso en sí.
Aprendí que aun cuando tengo molestias, no necesito ser una molestia.
Aprendí que nunca hay que dormirse sin resolver una discusión pendiente.
Aprendí que no debemos mirar atrás, excepto para aprender.
Aprendí que cuando alguien aclara que se trata de principios y no de dinero, por lo general se trata de dinero.
Aprendí que hay que luchar por las cosas en las que creemos.
Aprendí que las personas son tan felices como deciden serlo.
Aprendí que la mejor y más rápida manera de apreciar a otras personas es tratar de hacer su trabajo.
Aprendí que los días pueden ser largos, pero la vida es corta.
Aprendí que si tu vida está libre de fracasos, es porque no has arriesgado lo suficiente.
Aprendí que es bueno estar satisfecho con lo que tenemos, pero nunca con lo que somos.
Aprendí que podemos ganar un centavo en forma deshonesta, pero que más tarde este nos costará una fortuna.
Aprendí que debo ganar el dinero antes de gastarlo.
Aprendí que debemos apreciar a nuestros hijos por lo que son y no por lo que deseamos que sean.
Aprendí que el odio es como el ácido: destruye el recipiente que lo contiene.
Aprendí que planear una venganza sólo permite que las personas que nos hirieron lo hagan por más tiempo.
Aprendí que las personas tienen tanta prisa por lograr una “buena vida” que con frecuencia la vida pasa a su lado y no la ven.
Aprendí a no dejar de mirar hacia el futuro; que todavía hay muchos buenos libros para leer, puestas de sol que ver, amigos que visitar, gente a quien amar y viejos perros con quienes pasear.
Aprendí que todavía tengo mucho que aprender.
... ...

Simple, directo, sencillo, pero no por ello menos importante, un interesante y no menor recordatorio de lo que es beneficioso para nuestra vida, y que no significa permitir que los demás interfieran o nos controlen, sino nutrirnos del conocimiento y la experiencia propia y la de quienes nos rodean, apropiándonos de la sabiduría que el intercambio proporciona. Tal vez es buena idea releerlo de vez en cuando y reafirmarnos en la idea de que la vida es aprender a cada paso que damos.

"Aprender es como remar contra corriente, en cuanto se deja, se retrocede."
Edward Benjamín Britten - compositor británico (1913-1976)

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